martes, 12 de agosto de 2008

Día 30: Esto se ha acabado

Lo he conseguido. La he terminado. Ahora me parece un poco absurdo lo acojonada que estaba antes de empezarla. No había razón para estara asustada. He tardado 30 días en leerla, a un ritmo de unas 40 páginas por día. Es una empresa asequible dentro de las medidas humanas. Ciertamente si no hubiera estado de vacaciones completas hubiera tardado mucho más en leerla. También es cierto que se necesita una dosis muy elevada de paciencia. Y también es verdad que ha supuesto uno de mis mayores retos como lectora. Pero se puede conseguir perfectamente, aunque tienes que mentalizarte para leer un parrafón sobre un personaje que tardará 500 páginas en volver a aparecer y para encontrarte hechos que no tendrán significado hasta 300 páginas después, y también tienes que armarte de paciencia porque no hay ninguna línea argumental visible y porque hay párrafos que duran páginas y páginas y oraciones que duran párrafos, y te tienes que mentalizar que habrá preguntas que no tendrán respuesta.

Yo recomendaría a todo el que se anime a leerla que no se preocupe por dónde va ir a parar la cosa e intente disfrutar del camino. En mi caso me ha enganchado porque pronto me he encariñado por muchos personajes y porque es divertidísima, con un humor negro y grotesco delicioso. Pero también es muy triste. Y esto es lo que la hace tan grande. Me han quedado un montón de preguntas sin resolver y tendré que volver a releerla algún día. Tan pronto como pueda. Es una novela sobre la adicción de lo más adictiva. Es una novela que te implica y todo el rato que la estás leyendo te sientes acompañada, aunque la estés leyendo sola. Es una novela sobre personajes pasivos que te invita a hacer una lectura activa. De hecho no estoy segura que sea una novela. Porque no tiene ni principio ni fin. Realmente podría ser infinita. No es una historia, ni tampoco una recopilación de personajes y/o escenas, es todo un mundo. Es uno de los mejores libros que he leído. Es una de las mejores experiencias en mi vida como lectora. Probablemente nadie la encontrara perfecta como novela pero es perfecta como experiencia. Casi como experiencia alucinógena. Nunca he sentido que la intención de David Foster Wallace fuera fardar como pasa en tantas de estas novelas más grandes que la vida sino que su intención principal es entretenerte, hacerte reír, pero también hacerte sentir menos sola viendo que todos los personajes están solos.

Mañana (o pasado) escribiré otra entrada intentando analizar aspectos concretos de la novela. De momento esto es sólo una entrada de celebración. Pero no deja de ser una victoria amarga, porque estoy muy triste porque todo ha terminado y nunca sabré lo que le ha pasado a Hal Incandenza, y a Don Gatelly, y a Michael Pemulis, o lo que les pasó a James Incandenza y a Avril Incandenza. Nunca volveré a saber nada más de estos personajes, de los cuales lo sé todo y no sé nada. En realidad nunca había estado tan triste por haber terminado un libro. Intentaré ver si puedo ordenar mejor mis impresiones y mis ideas que aún están muy confusas y a ver si encuentro alguna respuesta a las miles de preguntas que han quedado en el aire. Y que quede claro que creo que lo de que queden tantas preguntas sin respuesta, que sea una novela que al terminarla te deje un buen rato pensando, que se trate de un libro que te permita indagar tanto en él, es una excelente virtud.

DFW aparte, esta experiencia me ha hecho ganar una confinza ilimitada en mí misma como lectora. Ahora me veo capaz de terminar 'Moby Dick' y 'Anna Karenina' y todo lo que se me eche por delante. Pero muy especialmente me veo capaz de terminar otras obras de lo que alguien denominó como realismo histérico, como el 'Mason y Dixon' de Thomas Pynchon, e incluso 'La vida y opiniones de Tristram Shandy' de Laurence Sterne, por más que he renegado incontables veces de este libro en el pasado. Pero probablemente no lo haré aún, porque no tengo tiempo. Mi plan de lectura de ahora mismo consiste en dedicar una semana o diez días para leer libros cortos (hoy he empezado 'Arcadia' de Tom Stoppard y a la segunda línia ya me estaba partiendo derisa) y luego dos semanas a leer el novelón 'Los Maias' de Eça de Queirós, que tiene casi 800 páginas pero que al ser clásico decimonónico será más rápido y fácil de leer que 'La broma infinita'. Y luego ya está, porque será setiembre, ya se habrán terminado las vacaciones y mi futuro es muy incierto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te he encontrado gracias a La petite Claudine y me ha llamado la atención tu voracidad lectora. Pero, sin duda, lo más llamativo es haberme encontrado con "La broma infinita" de Foster Wallace. Lo regalé hace años y lo compré hace nada para leerlo. Miedo me da... Me animan tus comentarios al respecto.

Núria dijo...

La broma infinita es algo intimidante al principio. Es normal. Pero una vez empiezas, pronto te enganchas, te sorprendes de la adictiva que es y cuando se termina incluso te da pena que se haya acabado todo. Bueno, esto es lo que me pasó a mí, pero de verdad, aunque al principio exiga un poco más de esfuerzo que un libro "normal", es mucho más fácil de leer de lo que aparenta.

¡Ánimos! (Me das una envidia tú que la puedes leer por primera vez :)