jueves, 7 de agosto de 2008

Día 25: Bajo la superficie

Ya dije anteriormente que Joelle no es uno de mis personajes favoritos precisamente, pero la escena de la cena de Acción de Gracias en la que Orin presenta a toda la familia Incandenza a Joelle como su novia me encantó. Como en la mayoría de las escenas de 'La broma infinita' no sucede mucho y el lector tiene que intentar encontrar el significado que se oculta detrás de estas escenas triviales. Se trata de buscar sin saber bien lo que estás buscando. Y puede que lo que acabes encontrando acabe contando más de ti que de la novela. Joelle ve que en Avril, la Mami Incandenza, hay algo que no le gusta, que le pone los pelos de punta, pero no sabe decir qué es, porque Avril es perfectamente educada, amable y ni siquiera parece falsa. A nosotros, los lectores, probablemente Avril también nos ponga los pelos de punta y tampoco sabemos por qué. Sí, es fría con sus hijos, pero no es sólo esto. Lo que más me desconcierta es que no tenemos pruebas ni de que quiera a sus hijos ni de que no los quiera. Igualmente desde el principio sabemos que algo está mal para Hal, que no es feliz, aunque no dé ni una muestra de ello, pero nosotros lo intuímos sin poder explicar por qué.

Creo que una de las grandes virtudes de David Foster Wallace es transmitir una serie de intuiciones o sensaciones que no se pueden explicar de forma racional. DFW siempre es ambiguo y sutil. DFW nos describe las escenas insinuando que debajo hay más de lo que se ve, pero es nuestro trabajo determinar qué es lo que hay debajo. Es por esto que me encanta, porque no trata al lector como un ser pasivo, sino como alguien activo que tiene que poner de su parte para poder interpretar la novela. Estoy segura de que si a varias personas les preguntaran de qué va 'La broma infinita' las respuestas variarían mucho: se coincidiría con algunos de los temas clave (la adicción, el entretenimiento), pero habría muchas respuestas que serían realmente dispares. Y esto es admirable en una obra.

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